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martes, enero 27, 2009

Noche Sin Luna

Y mientras miro al cielo, me colapso en mis adentros sobre los escurridizos recuerdos que son pisoteados por el presente que intenta llegar un poco más arriba, acercándose inconscientemente hacia la muerte, y marchando en busca de una idea. La entra por mi cuello y las nubes frustran mi infantil deseo de ver las estrellas en su totalidad. En el cielo las estrellas se disputaran lugar y tiempo, así como lo hacemos nosotros. Todas, al igual que yo, mueren en su sitio y a su ritmo. Y en las regiones metropolitanas más concentradas, altamente pobladas de la galaxia tienen lugar las confrontaciones más sangrientas y caprichosas del Universo, ante las cuelas nuestras guerrillas microscópicas no serian dignas de risa siquiera. Las estrellas pelean, se destruyen entre si, se absorbidas unas por otras, y terminan asesinadas por las leyes de la naturaleza, constituyéndose la universal monopolización de los hoyos negros, esos entes que aun siendo más densos, vastos e influyentes que cualquier estrella, residen en la oscuridad, tragando todo intento de luz que se acerque a ellas. Pero eso no lo ven mis ojos. Mi tiempo es nada comparado con el suyo. Y de día veo a nuestra estrella, nuestro Sol, solitario en una de las zonas más tranquilas de la galaxia, nuestro sol ensimismado y antisocial ante otras estrellas, deseoso de compañía pero incapaz de buscarla, esperando que el destino universal le confiera la compañía de otro cuerpo con luz propia. Y mientras tanto alberga bajo sus faldas unas cuantas canicas pobladas de microbios como única compañía. Lo veo apenado al saberse adorado y ovacionado por esos mini seres, produciéndole una dolorosa y profunda tristeza. Nuestro sol no podrá ser asesinado, no tendrá una historia interesante ni heroica, por el contrario su existencia se condena a lo hogareño, y a morir a causa de la vejez, o quizá arrastrado por una guerra entre dos grandes potencias cósmicas. Y aun siendo todo un Dios para nosotros, los micromiserables humanos, no es un personaje entre los suyos. Aun así, el sol no pierde las esperanzas, y sabe que en algún momento posiblemente antes de su muerte podrá fundirse con otra estrella, y crear un cataclismo que sea observado en tres galaxias a la redonda. Entonces el sol tirara a las basura esa vieja bolsa de canicas deformes, y se dará a si mismo para poder crear algo mas allá de la luz. Sera entonces cuando el mismo sol se sacrifique en nombre de sus altivos dioses. Mientras sobre mí la lluvia empieza a caer, me levanto un tanto molesto y otro tanto enarenado. Camino tropezando de duna en duna. Mañana seguramente, como ya el es costumbre, Sol nos dará un vistazo.