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domingo, julio 13, 2008

Extasis Alcoholico

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Con el Cerebro Seco, Literalmente Seco.

miércoles, julio 09, 2008

No estaba Muerta...

Bien dicen que la Karne es debil... pero ahora se la pelaron los refranes y, aunque este un poco podrida, aqui esta de nuevo... Necesitamos una licenciada mas en artes plasticas, asi que no te vallas a suicidar antes. Siempre es bueno que una persona alguien como tu estuvo demasiado debil para poder brincar bien y quebrarse el cuello.
Karne pa'l Ejercito...

martes, julio 08, 2008

Y Los Mexicanos No Estamos Muy Lejos...

Introducción del editor de Tom Dispatch

Estupidez estadounidense
La responsabilidad es de... bueno, ¿dónde llega? ¿Y quién popularizó esa frase, en todo caso? ¿Herbert Hoover , J. Edgar Hoover, Harry S. Truman, George Washington, o ninguno de ellos?
Espera, ¡no respondas! Es probable que te equivoques – como nos lo dice Rick Shenkman, galardonado periodista investigativo y fundador del siempre provocador sitio en la Red History News Network, en su nuevo libro “Just How Stupid Are We? Facing the Truth about the American Voter” [¿Cuán estúpidos somos? Enfrentando la verdad sobre el votante estadounidense]. Y cuando te des cuenta de la profundidad de la ignorancia que tantos estadounidenses llevan a la cabina electoral, por cierto podrán preguntarte, como Shenkman lo hace con gran efecto en su nuevo libro, quién, por cierto, es el responsable.
De modo que aquí estamos, camino a otro 4 de julio, ese glorioso día en el que se declaró la independencia de EE.UU. y la Campana de la Libertad resonó para el mundo – lo primero no ocurrió el 4 de julio, lo segundo lo inventaron “de punta a cabo” en el Siglo XIX en un libro para niños (¡pero eso ya lo sabías!), Piensa en este artículo de hoy como en una especie de contra-programación para nuestra celebración anual de la historia, un modo de reflexionar qué exactamente, en el octavo año del reino de nuestro más reciente Rey George, tiene para celebrar alguno de nosotros. Considera en su lugar el estado de nuestro cerebro nacional, lee con antelación el nuevo libro de Shenkman (que debiera hacerle dar vueltas la cabeza a cualquiera). Tom
¿Cuán ignorantes son en EE.UU.?
Los votantes eligen... ¿pero en qué se basan?
Rick Shenkman
“Si una nación espera ser ignorante y libre, en un estado de civilización, espera lo que nunca fue y nunca será.”-- Thomas Jefferson
¿Cuán estúpidos somos? Bastante estúpidos, al parecer, si vemos titulares como: “Simpson, Sí – Primera Enmienda ‘¡Ouh!’ establece estudio” (Associated Press 1.3.2006).
“Aproximadamente uno de cada cuatro estadounidenses es capaz de nombrar más de una de las cinco libertades garantizadas por la Primera Enmienda (libertad de expresión, religión, prensa, reunión y petición de compensación por agravio). Pero más de la mitad de los estadounidenses puede nombrar a por lo menos dos miembros de la familia ficticia de la historieta ilustrada, según un estudio.
El estudio del nuevo McCormick Tribune Freedom Museum estableció que un 22% de los estadounidenses puede nombrar a todos los cinco miembros de la familia Simpson, en comparación con sólo 1 de cada mil que puede nombrar todas las cinco libertades de la Primera Enmienda.”
Pero ¿qué significa exactamente si se dice que los votantes estadounidenses son estúpidos? Desgraciadamente no existe consenso al respecto. Como el juez de la Corte Suprema, Potter Stewart, quien confesó que no sabía como definir pornografía, tendemos a simplemente alzar las manos en frustración y a decir: Lo sabemos cuando lo vemos. Pero a menos que intentemos algún tipo de definición, corremos el riesgo de ser incoherentes, condenando desde el principio nuestra investigación de la estupidez. La estupidez no puede significar, como diría Humpty Dumpty, que significa cualquier cosa que digamos.
Me parece que cinco características definidoras de la estupidez son fácilmente obvias. La primera es pura ignorancia: Ignorancia de hechos críticos sobre eventos importantes en las noticias, e ignorancia sobre como funciona nuestro gobierno y quién está a cargo. La segunda es negligencia: La aversión a buscar fuentes fiables de información sobre importantes acontecimientos en las noticias. La tercera es tener cabeza hueca, como la definiera la historiadora Barbara Tuchman: La inclinación a creer lo que queremos creer, a pesar de los hechos. La cuarta es la miopía: El apoyo a políticas públicas que son mutuamente contradictorias, o contrarias a los intereses a largo plazo del país. La quinta, y última, es una categoría amplia que yo llamaría cabeza de chorlito, a falta de un nombre mejor: La susceptibilidad a utilizar frases vacías, estereotipos, prejuicios irracionales, y diagnosis y soluciones simplistas que abusan de nuestras esperanzas y temores.

Ignorancia estadounidense
Para tomar la primera de nuestras definiciones de estupidez, ¿cuán ignorantes somos? Pregúntale a los politólogos y te dirán que existe una irrecusable evidencia dura que apunta incontrovertiblemente a la conclusión de que millones están vergonzosamente mal informados y que no les importa que lo estén. Hay suficiente evidencia de que casi se podría concluir – aunque de buen grado acepto que es ir un poco lejos – que vivimos en una Era de Ignorancia.
¿Sorprendido? Supongo que la mayoría lo estaría. La impresión general parece ser que vivimos en una era en la que la gente está particularmente informada. Muchos estudiantes me dicen que son la generación más informada de la historia.
¿Por qué estamos tan engañados? El error puede ser rastreado a nuestra confusión entre un acceso sin precedentes a la información con su verdadero consumo. Nuestro acceso es ciertamente fenomenal. George Washington tuvo que esperar dos semanas para descubrir que había sido elegido presidente de EE.UU. Es el tiempo que duró para que la noticia viajara desde Nueva York, donde se contaban los votos en el Colegio Electoral, hasta su casa en Mount Vernon, Virginia. Los estadounidenses que vivían en las regiones del interior tuvieron que esperar aún más, algunos hasta dos meses. Ahora vemos en tiempo real acontecimientos que ocurren al otro lado del mundo. No es sorprendente, por lo tanto, que los estudiantes alardeen de sus conocimientos. A diferencia de sus padres, que se veían obligados a basarse sobre todo en periódicos y las noticias en las radios para descubrir lo que sucedía en el mundo, ellos pueden sintonizar CNN y Fox o consultar Internet.
Pero en los hechos, sólo un pequeño porcentaje de gente aprovecha los grandes recursos nuevos que tiene a su disposición. En 2005, el Centro de Investigación Pew examinó los nuevos hábitos de unos 3.000 estadounidenses de 18 años y más. Los investigadores descubrieron que un 59% recibe regularmente por lo menos algunas noticias de la televisión local, un 47% de los espectáculos noticiosos de la televisión nacional, y sólo un 23% de Internet.
La evidencia anecdótica sugirió durante años que los estadounidenses no estaban particularmente bien informados. Como observaron hace tiempo visitantes extranjeros, los estadounidenses son extremadamente inferiores a los europeos en su conocimiento de la geografía del mundo. (El chiste viejo es que “La guerra es como Dios enseña geografía a los estadounidenses.”) Pero nunca quedó claro hasta el período de posguerra lo ignorantes que son los estadounidenses. Porque fue sólo entonces cuando los sociólogos comenzaron a medir de manera sistemática lo que estos saben realmente. Los resultados fueron devastadores.
Los estudios más exhaustivos, los Estudios Nacionales Electorales (NES), fueron realizados por la Universidad de Michigan desde fines de los años cuarenta. Lo que mostraron esos estudios fue que los estadounidenses caen en tres categorías respecto a su conocimiento político. Un ínfimo porcentaje sabe mucho sobre política, hasta entre un 50 y un 60% sabe suficiente como para responder a preguntas muy simples, y el resto no sabe casi nada.
Contrariamente a lo que se esperaba, en muchos sentidos los estudios mostraron que el nivel de ignorancia permanece constante con el pasar del tiempo. En los años noventa, los politólogos Michael X. Delli Carpini y Scott Keeter concluyeron que había poca diferencia, desde el punto de vista estadístico, entre los conocimientos de los padres de la Generación Silenciosa de los años cincuenta, los padres de niños nacidos durante el boom de la natalidad de los años sesenta, y los padres estadounidenses de la actualidad. (Según algunas mediciones, los estadounidenses son más necios actualmente que sus padres de hace una generación.)
Algunas de las cifras son difíciles de comprender en un país en el que por lo menos desde hace un siglo la ley exige que todos los niños asistan a la escuela primaria o sean educados en casa. Incluso si la gente no sigue de cerca las noticias, se esperaría que fueran capaces de responder preguntas cívicas básicas, pero sólo lo puede hacer una pequeña minoría.
En 1986, sólo un 30% sabía que Roe contra Wade fue la decisión de la Corte Suprema que legalizó el aborto más de una década antes. En 1991, se preguntó a los estadounidenses cuánto duraba el mandato de un senador de EE.UU. Sólo un 25% respondió correctamente seis años. ¿Cuántos senadores hay? Un sondeo de hace unos pocos años estableció que sólo un 20% sabe que hay 100 senadores, aunque la cifra se ha mantenido constante durante el último medio siglo (y es fácil de recordar). Es alentador que actualmente llegue a un 40% la cantidad de estadounidenses capaz de identificar y nombrar correctamente los tres poderes del gobierno.
Sondeos realizados durante las últimas tres décadas para medir el conocimiento de la historia de los estadounidenses muestran resultados igualmente devastadores. ¿Qué pasó en 1066? Sólo un 10% sabe que es la fecha de la Conquista Normanda de Inglaterra. ¿Quién dijo que “Se tiene que crear un mundo seguro para la democracia”? Sólo un 14% sabe que fue Woodrow Wilson. ¿Qué país lanzó la bomba atómica? Sólo un 49% sabe que fue su propio país. ¿Quién fue el mejor presidente de EE.UU.? Según un sondeo Gallup en 2005, una respuesta mayoritaria fue que fue un presidente del último medio siglo: un 20% dijo Reagan, un 15% Bill Clinton, un 12% John Kennedy, un 5% George W. Bush. Solo un 14% escogió a Lincoln y solo un 5% a Washington.
¿Y el peor presidente? Durante años, los estadounidenses incluyeron en la lista a Herbert Hoover. Pero ya no. La mayoría actual ni sabe quien fue Herbert Hoover, según el Estudio Nacional Annenberg en 2004 de la Universidad de Pensilvania. Sólo un 43% pudo identificarlo correctamente.
Las únicas preguntas de historia que la mayoría de los estadounidenses responde correctamente son las más elementales. ¿Qué pasó en Pearl Harbor? Una gran mayoría lo sabe: un 84%. ¿Qué fue el Holocausto? Casi un 70% sabe. (¿Treinta por ciento no lo sabe?) Pero en cierto es una especie de choque que, en 1983, sólo un 81% haya sabido quien fue Lee Harvey Oswald y que, en 1985, sólo un 81% haya podido identificar a Martin Luther King, Jr.

domingo, julio 06, 2008

Somos procesos vitales constantes. El producto final de nuestra vida es una muerte con numero de lote y fecha de olvido, proporcional a la asimilacion de los demas de nuestras ideas y estupideces, de la intensidad producida en los sentimientos de otros, y a la calidad de nuestros actos.

Estrellas Rojas

Estas mirando hacia el cielo esperando encontrar algo. En ocasiones crees saber lo que estas buscando, tienes un concepto que te guia en tu observacion. Otras sencillamente pierdes la vista curiosa entre los puntos luminosos que forman figuras y lineas preconcebidas. En otras las estrellas no toman formas y realmente te sumerges en ellas, en una, quiza en dos en una region entera del cielo y juegas con esos puntos cual si fueran granos de sal sobre tu aburrida libreta escolar, bailando con tus golpes sobre la mesa o cayendo sobre el mantel. Las estrellas danzan a diario. Cuantas estrellas puedes nombrar?... una? ninguna? puedes asumir que podrias nombrarlas todas? puede alguien afirmarte que no? y podria ser menos estupida esa discucion?... Camino por las calles tranquilas de un puerto muy sucio y grotesco para ser turistico, y muy poco transitado para ser comercial, pensando en que pasillo debo tomar para llegar mas rapido al boulevard. No tengo nada que hacer alla, pero aqui tampoco. Pierdo el tiempo al compas engañoso de los barcos ante el ojeale paciente de la tarde, haciendolos bailar desordenadamente.
No pienso en nadie. Ha pasado tanto tiempo desde la ultima vez que en mi mente solo habia ideales y proyectos sin personajes, que me siento extrañado y un poco confundido. Enciendo un cigarro de mala calidad, aspiro lo que creo es la mitad de mi capacidad pulmonar, y despues tomo algo de aire ¨puro¨. Aguanto unos segundos ensimismado e intentando maquillar mi reaccion fisica ante la nicotina retenida en mis pulmones con ideas y concentracion en la ultima gaviota que levanto el vuelo. No me queda mas que dudar, cuando menos no sobre mi duda principal de estos dias. No hay culpas, enfados, ni personas. Solo me doy cuenta de ello, una actitud y un brillo algo descuidado, un cuerpo molido por los placeres y vicios. Pero no lo puedo negar. He Regresado.
Y las estrellas ligeras que danzaban en mi cabeza ahora se forman, se tiñen de la sangre que emana de mi brazo, marchan en la misma direccion y toman una actitud sincera y suicida. AGAIN