Todas Las Noches En Una
1
Esta noche, mientras jugueteaba con los iconos y mis canciones de moda, se abrió un aviso de MSN. Tenía el mensaje que había esperado por meses, Anne. Había deseado tanto la ocasión de poder hablar con ella, de desintoxicarme y respirar, ahora sí, con una tranquilidad absoluta. Desde el pasado domingo, venia experimentando un tipo de acto de iluminación, de brillantez sobre un problema, cuya solución provendría de ella y de las paces con el pasado. Pero como hacer las paces con un pasado que solo deseaba quemar, y el sentimiento pudo mas, y las ganas de quejarme y reclamar, y todo mi infantilismo pudo más a fin de cuentas. Estaba tan conmocionado cuando empezamos a hablar, tan dolido, que no pude hacer nada mas durante toda la conversación que mostrarle mi odio a sus acciones, y oculto detrás mi odio hacia mí mismo. Ese odio que es culpable de mi atragantamiento emocional, de mi estupidez rutinaria, de mi depresión interna, que por mucho tiempo ha sido norma. Como con tanto lugar para ese odio viejo he dejado tan poco para el amor nuevo. Sentí ganas de llorar, algo corrió por mi mejilla. El descubrimiento fue más deprimente. De momento sentí de golpe todo eso sin poder contenerlo. Y recordé con claridad casi todos los sucesos, me dio asco. Volví a mi sentimiento infantil, a mi idea de esos momentos que fueron tan claramente felices. Volví a ese primer momento, en que por primera vez en mi vida decidí que la felicidad sobre todo lo demás, sin dejar todo esto de lado claro. Fue el inicio de mis más profundos sufrimientos y, quizá por inexperiencia, o por ignorancia absoluta sobre el tema, me llevo a los más fuertes descalabros de mi vida. Del encarrilamiento de todas mis fuerzas hacia ese objetivo único y absoluto, tan definitivo a mis ideales. Pero todo salió mal, quizá me equivoque en las acciones realizadas o en el exceso de confianza de que mi objeto, mi amada, pensaba lo mismo, de la misma manera. Aunque considero más relevante lo segundo, puesto que las pruebas que tengo apuntan hacia ello (Perra), pero eso no me deja de lado en ningún momento (Imbécil), ni mis responsabilidades ni daños son menores. Odio a las victimas, odie sentirme como una, odie pensar siquiera en ser una. No entendía la idea de haber sido embaucado, si no por los demás, por mí mismo. Esa apuesta termino en ruina. Cuando se desconecto. No tarde demasiado tiempo en levantarme de la silla.
2
Salí al único lugar que podía. No busque nada que pudiera tranquilizarme, decidí tomar esto de frente. Fui a la playa, mi santuario desde que tengo memoria. Pero inmediatamente me di cuenta de algo muy sospechoso. Muchas cosas se movían, o de repente aparentaban ser cosas que no eran. Así de camino vi un ser fantasmagórico moviéndose donde en realidad había arena, gente corriendo donde no había masque plantas y sonidos del aire contra ellas. Vi cascos que desaparecían en cuanto intentaba observarlos, y gran cantidad de alucinaciones similares pasaron frente a mis ojos. Sentí miedo, y sentí como si a mis espaldas alguien estuviera a punto de apuñalarme, y me vi incapaz de mantenerme más tiempo en esa playa. De regreso la sensación de ser perseguido, o más bien observado con burla y malicia, aumento en desmedida. El ladrido de un perro casi me hace saltar. Sentí todos esos fantasmas de mi cabeza perseguirme sin tregua alguna, y cada paso era amargo. Seguí alucinando hasta pasar por la casa de mi amigo de la infancia, Diego, y fue entonces cuando empecé a reflexionar un poco sobre lo que me había sucedido. Y de manera rápida y bosqueja, llegue a algunas conclusiones simples. Esa primer experiencia, esa aventura rumbo a la felicidad, había sido un fracaso total. Las razones no importaban, pero a partir de ella pude darme cuenta que el miedo se había hecho presa de mi como de un niño que en su primer contacto con el fuego sufre una grave quemadura, y por ello entiende que el fuego en todas sus manifestaciones le producirá dolor. Un trauma poco superable. Cuando pensé en eso entristecí, y a los fantasmas deje de sentirlos. Me sentí como tonto, incluso cobarde, por no mandar a la mierda a Ana como se lo merecía desde un principio, como aun después del trato despectivo y ruin que me mostro yo seguí empeñado en mi campaña hacia la felicidad. Esa falta de amor propio me pareció inconcebible de mi parte, a fin de cuentas, nadie va contra sí mismo. Dejar a tantas personas valiosas de lado, por una que valía menos que cualquiera de aquellas, me pareció idita, incluso económicamente reprochable. Continúe analizando ese desperdicio hasta llegar al momento actual, a mis fallos, tabúes y traumas actuales. Y fue cuando no pude evitar una cara de estupefacción. Como puede ser que haya estado sacrificando tanto por alguien que es casi nadie, y sacrificando a gente, una persona en especial, que me estaba dando precisamente esa devoción que yo había practicado. Quede atónito al darme cuenta que estaba causando heridas si no iguales, similares a las que me habían causado. Fue una doble experiencia, por un lado intelectual y explicativa, como un descubrimiento que se hace durante una excursión, en este caso por el campo de mi mente. Por otro lado fue una tristeza profunda, de verme en una situación de daño, de contemplarla a ella, apostándome con esa misma fuerza que yo aposte, siendo acribillada por mí. Casi me colapso al momento, pero justo en ese momento llegue a la puerta de mi casa. Solo la justicia vino a mi mente, y esa sed de evitar que suceda lo que a mí mismo me llevo a una demolición interna. Y fue como un flashazo el darme cuenta de ello. Pero es fácil, a fin de cuentas, yo siempre he sabido lo que hay que hacer, aunque quizá no estaba listo para aceptarlo y corregir todo ese malestar que nos heredamos unos a otros, y que con el paso del tiempo se convierte en algo tan general como la peste en la edad media. Porque en el próximo pase de lista, ya no habrá lugar para esos odios ni sentimientos tibios de antaño, y quedara mucho espacio para estos otros, los nuevos, los frescos, los fuertes, que no habían podido establecerse cómodamente.
Esta noche, mientras jugueteaba con los iconos y mis canciones de moda, se abrió un aviso de MSN. Tenía el mensaje que había esperado por meses, Anne. Había deseado tanto la ocasión de poder hablar con ella, de desintoxicarme y respirar, ahora sí, con una tranquilidad absoluta. Desde el pasado domingo, venia experimentando un tipo de acto de iluminación, de brillantez sobre un problema, cuya solución provendría de ella y de las paces con el pasado. Pero como hacer las paces con un pasado que solo deseaba quemar, y el sentimiento pudo mas, y las ganas de quejarme y reclamar, y todo mi infantilismo pudo más a fin de cuentas. Estaba tan conmocionado cuando empezamos a hablar, tan dolido, que no pude hacer nada mas durante toda la conversación que mostrarle mi odio a sus acciones, y oculto detrás mi odio hacia mí mismo. Ese odio que es culpable de mi atragantamiento emocional, de mi estupidez rutinaria, de mi depresión interna, que por mucho tiempo ha sido norma. Como con tanto lugar para ese odio viejo he dejado tan poco para el amor nuevo. Sentí ganas de llorar, algo corrió por mi mejilla. El descubrimiento fue más deprimente. De momento sentí de golpe todo eso sin poder contenerlo. Y recordé con claridad casi todos los sucesos, me dio asco. Volví a mi sentimiento infantil, a mi idea de esos momentos que fueron tan claramente felices. Volví a ese primer momento, en que por primera vez en mi vida decidí que la felicidad sobre todo lo demás, sin dejar todo esto de lado claro. Fue el inicio de mis más profundos sufrimientos y, quizá por inexperiencia, o por ignorancia absoluta sobre el tema, me llevo a los más fuertes descalabros de mi vida. Del encarrilamiento de todas mis fuerzas hacia ese objetivo único y absoluto, tan definitivo a mis ideales. Pero todo salió mal, quizá me equivoque en las acciones realizadas o en el exceso de confianza de que mi objeto, mi amada, pensaba lo mismo, de la misma manera. Aunque considero más relevante lo segundo, puesto que las pruebas que tengo apuntan hacia ello (Perra), pero eso no me deja de lado en ningún momento (Imbécil), ni mis responsabilidades ni daños son menores. Odio a las victimas, odie sentirme como una, odie pensar siquiera en ser una. No entendía la idea de haber sido embaucado, si no por los demás, por mí mismo. Esa apuesta termino en ruina. Cuando se desconecto. No tarde demasiado tiempo en levantarme de la silla.
2
Salí al único lugar que podía. No busque nada que pudiera tranquilizarme, decidí tomar esto de frente. Fui a la playa, mi santuario desde que tengo memoria. Pero inmediatamente me di cuenta de algo muy sospechoso. Muchas cosas se movían, o de repente aparentaban ser cosas que no eran. Así de camino vi un ser fantasmagórico moviéndose donde en realidad había arena, gente corriendo donde no había masque plantas y sonidos del aire contra ellas. Vi cascos que desaparecían en cuanto intentaba observarlos, y gran cantidad de alucinaciones similares pasaron frente a mis ojos. Sentí miedo, y sentí como si a mis espaldas alguien estuviera a punto de apuñalarme, y me vi incapaz de mantenerme más tiempo en esa playa. De regreso la sensación de ser perseguido, o más bien observado con burla y malicia, aumento en desmedida. El ladrido de un perro casi me hace saltar. Sentí todos esos fantasmas de mi cabeza perseguirme sin tregua alguna, y cada paso era amargo. Seguí alucinando hasta pasar por la casa de mi amigo de la infancia, Diego, y fue entonces cuando empecé a reflexionar un poco sobre lo que me había sucedido. Y de manera rápida y bosqueja, llegue a algunas conclusiones simples. Esa primer experiencia, esa aventura rumbo a la felicidad, había sido un fracaso total. Las razones no importaban, pero a partir de ella pude darme cuenta que el miedo se había hecho presa de mi como de un niño que en su primer contacto con el fuego sufre una grave quemadura, y por ello entiende que el fuego en todas sus manifestaciones le producirá dolor. Un trauma poco superable. Cuando pensé en eso entristecí, y a los fantasmas deje de sentirlos. Me sentí como tonto, incluso cobarde, por no mandar a la mierda a Ana como se lo merecía desde un principio, como aun después del trato despectivo y ruin que me mostro yo seguí empeñado en mi campaña hacia la felicidad. Esa falta de amor propio me pareció inconcebible de mi parte, a fin de cuentas, nadie va contra sí mismo. Dejar a tantas personas valiosas de lado, por una que valía menos que cualquiera de aquellas, me pareció idita, incluso económicamente reprochable. Continúe analizando ese desperdicio hasta llegar al momento actual, a mis fallos, tabúes y traumas actuales. Y fue cuando no pude evitar una cara de estupefacción. Como puede ser que haya estado sacrificando tanto por alguien que es casi nadie, y sacrificando a gente, una persona en especial, que me estaba dando precisamente esa devoción que yo había practicado. Quede atónito al darme cuenta que estaba causando heridas si no iguales, similares a las que me habían causado. Fue una doble experiencia, por un lado intelectual y explicativa, como un descubrimiento que se hace durante una excursión, en este caso por el campo de mi mente. Por otro lado fue una tristeza profunda, de verme en una situación de daño, de contemplarla a ella, apostándome con esa misma fuerza que yo aposte, siendo acribillada por mí. Casi me colapso al momento, pero justo en ese momento llegue a la puerta de mi casa. Solo la justicia vino a mi mente, y esa sed de evitar que suceda lo que a mí mismo me llevo a una demolición interna. Y fue como un flashazo el darme cuenta de ello. Pero es fácil, a fin de cuentas, yo siempre he sabido lo que hay que hacer, aunque quizá no estaba listo para aceptarlo y corregir todo ese malestar que nos heredamos unos a otros, y que con el paso del tiempo se convierte en algo tan general como la peste en la edad media. Porque en el próximo pase de lista, ya no habrá lugar para esos odios ni sentimientos tibios de antaño, y quedara mucho espacio para estos otros, los nuevos, los frescos, los fuertes, que no habían podido establecerse cómodamente.
Postdatta: Post#344, El numero del diablo (o de mi casa,sniff).
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