Vivir, Sentir, Pensar

Mi hermano piso el acelerador justo después de que lo hiciera el bombero en motocicleta. Pasamos dos semáforos en verde y nos detuvimos para subir a cuatro tipos más. La combi ya no resistía ni un bato mas, aunque seguramente hubiese soportado muchas tipas. Aceleramos y cuando paramos en el semáforo de la "7" casi volteamos la barra de pan en la que íbamos, balanceándonos sincronizados de un lado a otro del auto. Cualquiera nos imaginaria ebrios o drogados, pero no. Sobrios en absoluto, no hacíamos nada más que divertirnos. Cantar, gritar, reír. En el aire solo se captaba el olor de la ciudad fría y del tabaco quemado. Llegamos a la Ley y bajamos de golpe. Sorbieron y apagaron cigarros en la entrada, y avanzamos hacia la zona de licores, la entrada a la fiesta seria gratuita a cambio de un obsequio. Nos abultamos a la hora de pagar y al salir lo hicimos de las formas más grotescas, saltando cajas cerradas y corriendo. Alan nos alcanzo dentro, y nos dirigimos a comprar lo faltante y a la fiesta. Ni a cinco minutos de llegar al party la policía arribo y el evento se cancelo. Nos trepamos al auto y justo antes de irnos gritamos, casi aullamos, lo que seguramente molesto al tipo que lanzo un vaso de cerveza, que mojo a varios y a mi en especial me cegó uno par de segundos por el ardor. La combi se detuvo y abrimos las puertas. En ese momento recupere la vista y cuando me disponía a bajar me di cuenta que no íbamos a quedarnos ahí. Nosotros 10, ellos 40. Entre pedradas e insultos subimos a la combi y "pegamos fuga". Una piedra grande se estrello contra el vidrio, otra contra la puerta trasera y otras de menor tamaño golpearon otras partes de menor importancia. Ningún vidrio se rompió, y aunque se abollo el auto no paso a mayores. Paramos enardecidos en un oxxo. Compraron alcohol y tabacos, y entre planes de venganza e improvisaciones para el resto de la noche subimos de nuevo. En casa de Memo, la policía hizo ademanes de detenerse a revisarnos, pero su prudencia les hizo continuar...